No estaría mal tener una forma de mejorar la atención de los niños con tdah barata, accesible y segura. Andrea Faber Taylor y Frances Kuo, del laboratorio de paisaje y salud humana de la Universidad de Illinois han comenzado a buscarla partiendo de una idea de la psicología ambiental: la mayoría de las personas experimentan una sensación de renovación tras salir a lugares (relativamente) naturales. Incluso obtienen mejores resultados en tareas de atención tras contemplar o pasar un rato en paisajes naturales.
El modelo del que parten es muy clásico y distingue dos tipos de atención: una atención voluntaria y que requiere esfuerzo, y una atención involuntaria que surge de forma espontánea. El interés o la atracción por un estímulo pondría en marcha la atención involuntaria, y para todo lo demás quedaría la atención voluntaria, que está sujeta a la fatiga y a la recuperación.

El uso prolongado de la atención voluntaria hace que se fatigue, de modo que cada vez es necesario un esfuerzo mayor para mantenerla, y se hace más ineficaz. El descanso, mediante el sueño o mediante actividades que se fundamenten en el mecanismo de atención involuntaria, permite que el mecanismo de atención voluntaria se recupere de la fatiga. Según el modelo la exposición a entornos naturales aumenta el uso de la atención involuntaria, contribuyendo a reducir la fatiga de la atención voluntaria.
En su artículo: Children with attention defficits concentrate better after walk in the park, Faber Taylor y Kuo describen una investigación realizada con 17 niños de 7 a 12 años con tdah. Los niños fueron expuestos a tres ambientes distintos: un parque (en el sentido de zona planificada con vegetación), una zona comercial y una zona residencial. Todos los lugares estaban bien cuidados, y eran tranquilos y poco transitados.
Tras realizar una serie de puzzles para producir cierta fatiga atencional los niños eran llevados a la zona elegida para ese día, y caminaban durante unos 20 minutos con un guía, que procuraba no involucrarse en ninguna conversación con el niño. Tras el paseo realizaban una serie de tests.
Los resultados en una tarea de repetición de números en orden inverso fueron significativamente mayores tras el paseo por el parque que tras el paseo por los otros dos entornos, más artificiales, con un tamaño del efecto de 0,52 y 0,57 (un efecto mediano) según se comparase con el área comercial o residencial. El paseo por el parque fue juzgado por los niños como más divertido y más relajante que los otros dos.
Antes de abandonar otros tratamientos y buscar un bosquecillo por donde pasear conviene tener en cuenta las debilidades de este estudio:
- Los 17 niños eran parte del grupo de 25 voluntarios que respondieron al anuncio de las investigadoras. La forma de elegir a los niños (implicación voluntaria de sus familias) y la pérdida de aproximadamente un tercio de los participantes hace que la muestra, además de pequeña, sea poco representativa.
- El diseño elegido en el que los niños eran su propio grupo de control, pasando sucesivamente por las distintas condiciones tiene algunos problemas. Uno es que al repetir tres veces los mismos tests se puede producir un aprendizaje, algo que fue detectado por las investigadoras, que tuvieron que descartar dos de las tres pruebas de evaluación realizadas, quedándose solo con la de repetición de números al revés.
- La experiencia se realizó durante los meses de Junio y Julio, de modo que, además del tiempo agradable para pasear, hay que tener en cuenta que los niños estaban en vacaciones.
- La medida de atención se realizó unos minutos después de terminar el paseo, y no se sabe si esa mejora se mantiene cuando ha pasado más tiempo o si aparece si el paseo, en lugar de ser algo extraordinario, se realiza todos los días.
De cualquier modo, el bajo coste, la aceptabilidad social, la falta de efectos secundarios y la sencillez de la aplicación (dar un corto paseo en silencio) hacen que cualquiera pueda probar esta alternativa para conocer sus efectos. Aunque las consecuencias que cada uno obtenga por sí mismo tengan poco valor científico, sí pueden tener un enorme valor práctico.
Mientras tanto, espero que esta línea de investigación se desarrolle. No solo que se experimente para conocer más sobre los efectos del contacto con la naturaleza sobre la atención, sino que se desarrolle el modelo de dos tipos de atención (por ejemplo estableciendo las bases neurológicas de dos mecanismos de atención diferenciados). Este modelo podría explicar muchas inconsistencias en el funcionamiento de la atención en los niños con tdah.
Hola y muchas gracias por el post.
Realmente hoy en día nos hace falta información como esta… Cada vez parece que a los niños del cole les cuesta más concentrarse con tanta tecnología a su alrededor… Yo lo noto perfectamente con mi hija.
Realmente los blogs así me van genial, encuentro consejos que me facilitan el trabajo a la hora de hacer «los deberes» jeje
Os quiero compartir un artículo que he encontrado y las sugerencias son muy prácticas. VA sobre cómo ayudar a los niños en la escuela.
http://educacion.uncomo.com/articulo/como-ayudar-a-los-ninos-a-mejorar-en-la-escuela-15539.html
Espero que os sea útil!! Saludos
Gracias por el enlace Anna:
Me recuerda a una cosa que hemos hablado muchas veces Mikel y yo, que los mayores problemas de comportamiento los encontramos en alumnos que han perdido totalmente la vinculación con el colegio porque no se llevan bien con los profesores, no participan en actividades extraescolares, no tienen amigos en clase, no aprueban las asignaturas… y les queda poco que perder.
Valiosa información. Gracias