Expresión escrita

Dificultades con la expresión escrita en alumnos con TDAH

No creo que nadie se sorprenda si digo que, como grupo, los alumnos con TDAH redactan peor que los alumnos sin TDAH. No es sólo una cuestión de mala letra o de faltas de ortografía, sino que sus textos son más cortos, tienen más errores sintácticos, están menos estructurados y utilizan menos variedad de palabras.

Ana Miranda (fragmento de foto publicada en www.redaccionmedica.com)
Ana Miranda (fragmento de foto publicada en http://www.redaccionmedica.com)

En mayo, Ana Miranda, Manuel Soriano e Inmaculada Baixauli, de la Universidad de Valencia (los dos primeros) y Universidad Católica San Vicente Mártir (la tercera), publicaron un estudio sobre la expresión escrita de alumnos con TDAH en el que se tratan de superar algunos problemas de método que tenían los estudios que se habían publicado anteriormente (muestras pequeñas, evaluaciones parciales, o formas poco rigurosas de constatar que los alumnos participantes tenían TDAH). El artículo publicado se titula Written composition performance of students with attention-deficit/hyperactivity disorder.

A grandes rasgos, en este estudio se compararon las narraciones escritas de 50 alumnos con TDAH y 50 alumnos sin TDAH, similares en edad (entre 9 y 14 años) y cociente intelectual. Los alumnos con TDAH fueron diagnosticados por el servicio de neurología del Hospital la Fe de Valencia, aplicando los criterios del DSM-IV para el subtipo combinado (síntomas de inatención y de hiperactividad e impulsividad). Como dato curioso, el 48% de los alumnos con TDAH seguía un tratamiento con psicoestimulantes, que fue interrumpido 72 horas antes de hacer su redacción. A los 100 participantes se les pidió que escribieran una redacción sobre algún viaje que hubieran hecho, dándoles el tiempo necesario para realizarla. Después se les pedía que, igual que haría un profesor, corrigieran el texto que habían escrito con un boli rojo, e introdujeran los cambios que creyeran necesarios para mejorar el texto.

Resultados

Los textos se valoraban según 16 indicadores relacionados con la planificación del texto, su redacción y la revisión. y los análisis mostraron que los alumnos con TDAH obtenían peores resultados en:

  • Estructura del texto.
  • Secuencia temporal correcta.
  • Disgresiones (información sin relación con el tema del escrito).
  • Uso de palabras y expresiones para conectar ideas.
  • Extensión (número de palabras y de oraciones).
  • Complejidad sintáctica.
  • Errores formales.
  • Errores de contenido corregidos tras la revisión.

No se encontraron diferencias significativas entre alumnos con y sin TDAH en los siguientes indicadores:

  • Referencias ambiguas o incorrectas.
  • Longitud media de las oraciones.
  • Diversidad léxica (variedad de vocabulario empleado. Se puede observar que este resultado contradice lo que escribí en el primer párrafo).
  • Revisiones formales.
  • Revisiones de contenido.
  • Errores formales corregidos tras la revisión.

Más allá de este estudio

Según estos datos se puede afirmar que los alumnos con TDAH escriben peor que los alumnos sin TDAH, algo que, como decía al principio de la entrada, no creo que suponga una gran sorpresa.  Ahora el asunto es: si va quedando claro que las cosas son así, habría que dar una serie de pasos.

El primer paso sería incluir la valoración de la expresión escrita en la evaluación del alumnado con TDAH, sobre todo tras concluir el primer ciclo de Primaria, cuando ya comienza a ser necesario escribir textos con más peso que una simple nota. No es algo fácil, porque a la hora de evaluar una redacción se tienen en cuenta muchos factores (en este estudio son 16, pero podrían haber incluido más), y no existe, por ahora una forma sencilla de hacerlo.

El segundo paso sería ofrecer programas de intervención para la mejora de la expresión escrita. Miranda, Soriano y Baixauli nos proponen los basados en el desarrollo de estrategias autorreguladas. A mí también me parece que habría que tenerlos en cuenta, y ya dediqué alguna entrada a este tipo de programas. Más adelante, espero poder ofrecer algunos materiales para su desarrollo.

Evidentemente, el tercer paso sería el seguimiento, porque está claro que no tiene sentido hacer un esfuerzo especial si con él no se obtienen resultados positivos. Nuevamente nos encontramos con el problema del primer paso: mientras no tengamos una forma precisa y eficiente de valorar la expresión escrita difícilmente podremos saber si un alumno está mejorando o no, salvo que el cambio sea espectacular.

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