Intervención sin evidencias

Nuevos datos sobre la eficacia del neurofeedback en el tratamiento del TDAH

Comento un artículo publicado recientemente por Madelon Vollebregt y otros autores, todos ellos del centro universitario de psiquiatría infantil y adolescente Karakter, de Nijmegen, en los países bajos. Este artículo se titula Does EEG-neurofeedback improve neurocognitive functioning in children with attention-deficit/hyperactivity disorder? A systematic review and a double-blind placebo-controlled study. Tiene dos partes: una revisión sistemática de la investigación anterior y un estudio experimental sobre la eficacia del neurofeedback en el tratamiento del TDAH.

Se trata de un tipo de intervención sobre el que ya se ha hablado en el blog. En los últimos años se han publicado varios meta-análisis (revisiones de la investigación realizada sobre un tema que tratan de buscar un resultado común a todos los estudios) que indican que el neurofeedback es un tratamiento no respaldado por evidencias científicas, un tratamiento probablemente eficaz, o que la eficacia del neurofeedback depende de si las mejoras son valoradas por los participantes, o personas cercanas a ellos, en los estudios (se refiere a los propios alumnos, sus padres o las personas que aplican el tratamiento) o por evaluadores externos.

Puede resultar sorprendente que existan distintas revisiones de la investigación sobre un tema que ofrezcan resultados distintos y, a veces, hasta contradictorios. En este blog llevamos tiempo siguiendo dos formas de intervención en el TDAH en las que sucede eso, se trata de las intervenciones basadas en la dieta y de las intervenciones basadas en el neurofeedback. La clave está en que los criterios para seleccionar los estudios que se revisan, por ejemplo los que se refieren a dónde han sido publicados, su método o las variables que evalúan, pueden afectar notablemente a los resultados, especialmente si estamos hablando de interveniones con efectos pequeños o muy pequeños.

La revisión

Madelon Vollebregt

En este caso, la revisión realizada por Vollebregt y su equipo se centró en el cambio en medidas neurocognitivas, a diferencia de revisiones anteriores que se han ocupado de las mejoras en medidas conductuales, normalmente cambios en los resultados de cuestionarios sobre los atención, actividad motora e impulsividad. Otra limitación es que sólo seleccionaron estudios experimentales con control aleatorio, es decir, en el que se comparaban las mejoras de niños y adolescentes que seguían tratamientos de neurofeedback con las de otros niños y adolescentes que recibían otras intervenciones, o no recibían tratamiento, con la peculiaridad de que el que un alumno recibiese tratamiento o no se decidía al azar.

Se encontraron 10 investigaciones que cumpliesen esas características pero decidieron no hacer un meta-análisis (calcular el resultado común que tendrían si se considerasen los 10 como un único gran estudio). La razón para no sacar un resultado global fue que se trataba de estudios muy heterogéneos en cuestiones como el uso de medicación en los participantes, los métodos estadísticos y las tareas utilizadas para valorar las mejoras.

En una descripción general de los resultados nos informan de que en tres de los 10 estudios se encontraron mejoras significativas, en al menos una medida neuro-cognitiva, en los grupos que habían recibido tratamientos con neurofeedback. Una de estas mejoras era dudosa porque iba acompañada por el empeoramiento de otra medida relacionada. La mayoría de los estudios tenían muestras pequeñas, y el panorama que ofrecen es que, salvo algunas excepciones, no se encuentran mejoras en el funcionamiento neurocognitivo de los alumnos con TDAH que reciben tratamientos de neurofeedback.

El estudio experimental

El artículo tiene una segunda parte, que es un estudio del estilo de los que se revisaron, es decir un estudio experimental con control aleatorio. Además, para mayor calidad se añadió otra medida de control que era que los evaluadores, las personas que aplicaban el tratamiento y los alumnos participantes desconocían si estaban recibiendo un tratamiento real o simulado. Esta forma de control se llama “ciego” y sirve, por ejemplo para valorar el efeto placebo. En el estudio participaron 41 alumnos (curiosamente, como reconocen los autores, una muestra pequeña, algo que criticaban en los estudios revisados).

Las variables que se valoraron para medir las mejoras producidas por el tratamiento fueron:

  • Una tarea de atención sostenida.
  • Una tarea de memoria viso-espacial.
  • La prueba de dígitos del Wisc-III (memoria de corto plazo y memoria de trabajo).
  • Una prueba de memoria de trabajo y memoria a largo plazo verbal.
  • Una prueba de aprendizaje instrumental.
  • Una tarea de reproducción de intervalos temporales.

No se encontró que el tratamiento con neurofeedback produjese ninguna mejora significativa con respecto al tratamiento placebo (un neurofeedback simulado) en ninguna de las variables evaluadas.

Conclusión

Los estudios sobre la eficacia del neurofeedback en el tratamiento del TDAH ofrecen resultados diversos. Si algo se va vislumbrando en esta historia de los intentos por determinar si es un tratamiento a tener en cuenta o no, es que normalmente los estudios con mayor calidad (experimentales, evaluadores ciegos o con control placebo) son los que aportan los resultados más bajos, tendiendo a no encontrar mejoras significativas en los grupos de tratamiento.

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