Unos padres mandan a distintas escuelas una solicitud de información para matricular a su hijo o su hija en primero de primaria. Bueno, en realidad se trata de matricularse en la förskoleklass o año de preescolar que es obligatorio y se realiza a los 6 años.
Pero la solicitud no es siempre igual. A veces indican que es un niño, otras veces hacen la solicitud para una niña. A veces informan de que tiene diabetes de tipo 1 (necesita inyectarse insulina) otras veces informan de que tiene TDAH y otras veces no tiene problemas de salud.
En realidad no existen esos padres ni esos hijos. Formaban parte de un experimento realizado en Suecia por Ali Ahmed, Mats Hammarstedt y Karl Karlsson de las universidades de Linköping y Linnaeus. A diferencia de otros investigadores que suelen aparecer mencionados en este blog, estos tres no se dedican a la psicología, neurología, psiquiatría o pedagogía, sino que trabajan en departamentos de Economía o Ciencias Empresariales.
De las 3647 escuelas de Suecia que proporcionan ese curso inicial de la enseñanza obligatoria, los autores escribieron por correo electrónico a 2154, tras descartar las que no tenían un contacto válido y las especializadas en alumnado con necesidades educativas especiales. En los mensajes, Pernilla Svenson explicaba que su familia iba a mudarse a esa población y buscaba una buena escuela en la que matricular a su hijo/a, que cumpliría seis años en abril, para el próximo curso. A continuación preguntaba si podría visitar la escuela y si había posibilidades para matricularse.
De forma aleatoria se fueron modificando las cartas de modo que se tratase de un niño o una niña y que no tuviese problemas de salud, padeciese diabetes de tipo 1 o estuviese siendo evaluado por TDAH.
Las respuestas obtenidas fueron clasificadas atendiendo a si la escuela invitaba o no a la madre a una visita al centro y se consideraba posible la matriculación. Respondieron 1451 escuelas. Había una diferencia significativa en la proporción de mensajes en los que las escuelas respondían con una invitación a visitar el centro:
- 41% de los que mencionaban el TDAH (40% en chicos, 41% en chicas).
- 45% de los que mencionaban diabetes (44% en chicos, 46% en chicas).
- 49% de los que no mencionaban problemas de salud (51% en chicos, 48% en chicas).
La diferencia se produjo entre la cantidad de invitaciones a mensajes que mencionaban TDAH y mensajes que no mencionaban problemas de salud. Atendiendo al género, la diferencia en el número de invitaciones era significativa entre chicos con TDAH o chicos con diabetes y chicos sin problemas de salud, pero no entre chicas.
El artículo publicado en Education Economics contiene más datos y análisis. Me gustaría destacar aquí que las diferencias entre el número de invitaciones a mensajes que mencionaban TDAH y mensajes que no mencionaban problemas de salud fue significativa para las escuelas privadas (33% y 53%), pero no en las públicas (43% y 47%).

Los mensajes que recibieron una respuesta alentadora respecto a las posibilidades de matrícula fueron:
- 15% de los que mencionaban el TDAH (15% en chicos y chicas).
- 18% de los me que mencionaban diabetes (17% en chicos, 19% en chicas).
- 21% de los que no mencionaban problemas de salud (21% en chicos y chicas).
La diferencia fue significativa entre las respuestas a mensajes que mencionaban TDAH y los que no mencionaban problemas de salud. Nuevamente, la diferencia era significativa en las respuestas de escuelas privadas (se indica que será posible la matrícula al 11% de los mensajes que mencionan TDAH y al 22% de los que no mencionan problemas de salud), pero no en las públicas (16% y 21%).
Resumiendo
Los datos recogidos en esta investigación, de un número considerable de escuelas suecas (recibieron respuesta de más de la tercera parte de las escuelas del país) indican que:
- No se dio el mismo trato a las solicitudes de información que mencionaban TDAH o diabetes, que recibieron menos invitaciones a visitar el centro y menos respuestas indicando que sería posible la matriculación en el centro.
- La desigualdad fue mayor para los mensajes que mencionaban TDAH que para los mensajes que mencionaban diabetes.
- La desigualdad fue mayor si el mensaje se refería a un chico en evaluación por TDAH que si se refería a una chica.
- El trato desigual fue mayor en los centros privados que en los centros públicos.
Estos resultados solo se pueden aplicar a Suecia, en la medida en que consideremos que la las escuelas que han respondido pueden ser representativas de las escuelas del país. ¿Quizá aquí sucedería algo parecido?