Presento una herramienta que he empezado a utilizar este curso y que me está dando mucho juego. Se llama «hoja de trabajo» y la utilizamos en el aula de apoyo, con un par de grupos de alumnos de 1º de primaria. No todos tienen TDAH, pero la mayoría rinden bastante mal en lectura, escritura y cálculo por distintos motivos.
La hoja de trabajo se empieza a hacer al empezar la clase: cada alumno tiene que escribir en ella su nombre, el día y el mes. Por ahora escriben el día con número y el mes con letra. Al comenzar el curso, algunos de los alumnos apenas sabían escribir su nombre, así que yo les ayudo con lo demás, o pueden utilizar el calendario. Más o menos seguimos un proceso para pasar de casi hacerlo yo a trabajar con independencia:
Nombre:
- Al principio lo escribían ellos, con mayúsculas (como lo habían aprendido y a veces con errores).
- Corrijo lo que está incorrecto y en la siguiente sesión recuerdo que tenga cuidado con eso.
- Pasamos a escribir el nombre con minúscula, yo lo pongo en la pizarra y el alumno lo copia.
- El alumno escribe su nombre.
Día:
- Escribo el número en la pizarra para que lo copien.
- Busco el día en el calendario y lo señalo para que lo copien de allí.
- Un alumno busca el día en el calendario, lo señala y los compañeros lo copian.
- Cada uno mira el calendario y pone el día que es.
- Aunque no lo he hecho, se podría pasar a escribir qué día de la semana es.
Mes:
- Lo escribo yo en la hoja de trabajo.
- Lo escribo en la pizarra y los alumnos lo copian.
- Un alumno lo escribe en la pizarra y los demás lo copian.
- Lo copian del calendario.
- Recuerdan cuál es y lo escriben.
Resulta que, si te apañas bien, en el primer rato de la clase los alumnos han estado trabajando los números del 1 al 30 (y con alguna pregunta, los conceptos de anterior y siguiente), la copia y el dictado de palabras complejas como «septiembre».
En la hoja se apuntan las actividades que se van haciendo durante la sesión de trabajo. Son anotaciones como «ejercicios de la página 26, copia, letra g, sumas, restas, escribir números, lectura de tarjetas, comprender frases». Al principio yo le apunto a cada alumno lo que hace. Ahora estoy escribiendo las actividades en la pizarra y le señalo a cada uno cuáles tiene que incluir en su hoja de trabajo (no todos hacen las mismas). Más adelante les propondré que cuando terminen una actividad sean ellos los que la anoten.
Otra sección es la de valoración del trabajo. Cada alumno señala cómo considera que ha trabajado. Aquí, los primeros días les hacía gracia señalar la calavera, pero eso se les pasó al poco tiempo. Alguna vez, además de lo que pone el alumno yo rodeo otra de las caras y escribo al lado «la opinión del profesor».
La última parte es la sección «he aprendido» donde señalo los nuevos logros o escribo algún mensaje de felicitación. Esta parte aún la tengo poco explotada.
Lo más interesante de la hoja de trabajo es que se trata de una herramienta de comunicación: los alumnos no escriben porque sí o porque toca, sino para transmitir una información a sus tutores y a sus padres. Saber que alguien va a leer lo que pones es un buen motivo para tratar de hacerlo bien y con claridad. Pero es aquí donde tengo que pensar algunas mejoras, porque empiezo a detectar que algunos alumnos acumulan entre sus cosas hojas de trabajo y ejercicios de apoyo, lo que indica que nadie las está mirando. Tal vez tenga que supervisar que al llegar a su clase lo pongan todo en su carpeta.
Para quien quiera descargarla:
Además, la lector del blog Marga Gutiérrez ha sido tan amable como para hacer una traducción de la hoja al euskera: