En 1999 se recogió a través de una encuesta la opinión de 598 profesores generalistas de la etapa K-5 que en España abarcaría desde 3º de Educación Infantil hasta 5º de Educación Primaria. En 2019 participaron 661 profesores.
Los datos de estas dos encuestas y su comparación han sido publicados por un grupo de investigadores de la Universidad Internacional de Florida en un artículo sobre Tendencias en 20 años en el profesorado de educación inicial sobre las mejores prácticas para el alumnado con TDAH. ¿Han cambiado esas creencias a lo largo del tiempo?
En 2019 la investigación sobre TDAH, y la cantidad de guías de buenas prácticas era menor que en la actualidad. Sin embargo, según los autores del estudio, los resultados de 1999 y los 2019 no son especialmente diferentes.
En los 20 años transcurridos entre las dos encuestas aumentan significativamente:
- Las llamadas telefónicas a los padres (d = 0.44), que en ese tiempo descienden para el alumnado sin TDAH (d = -0.33).
- Las derivaciones al director (d = 0.60) o al orientador (d = 0.19). Curiosamente, en 1999 las derivaciones al orientador eran más frecuentes que las derivaciones al director. En 2019 se encuentra lo contrario. Por otra parte, en el alumnado sin TDAH esas derivaciones son más frecuentes.
- La creencia de que el profesorado dedica demasiado tiempo a aplicar estrategias conductuales en el aula (d = 0.21).
- El profesorado que considera que ha recibido mucha formación sobre el TDAH, que pasa del 14.7% al 29.2% (d = 0.42).
- La cantidad de profesorado que considera que el tratamiento farmacológico debería aplicarse antes que el conductual (9.3% en 1999, 11.3% en 2019, d = 0.16).

En ese intervalo disminuyen:
- La valoración de la eficacia de los tratamientos combinados (farmacológico y conductual). En 1999 el 88.7% de los encuestados lo consideraba eficaz, mientras que en 2019 el porcentaje disminuye al 76.7% (d = -0.44).
- La valoración de la eficacia de los tratamientos farmacológicos (d = -0.25).
- La valoración de la eficacia de los tratamientos conductuales en el aula (d = -0.21).
- La opinión de que el profesorado debería estar implicado en el diagnóstico del TDAH (del 79.4% al 72.4%, d = -0.26).
- El porcentaje de profesorado que afirma aplicar intervenciones conductuales en el aula (de 84.6% al 76.7%, d = -0.27).
- La cantidad de profesorado que recomienda intervenciones combinadas -conductual y farmacológica- a las familias (44.5% en 1999 y 22.4% en 2019, d = -0.42).
- La cantidad de profesorado que considera que la intervención conductual debería emplearse antes que la farmacológica (79.3% en 1999 y 75.3% en 2019, d = -0.18)
También hay algunas cosas que no cambian significativamente:
- La cantidad de profesorado que recomienda a las familias intervenciones conductuales (67.3% en 1999 y 60.8% en 2019).
- La cantidad de profesorado que recomienda intervenciones farmacológicas (12% en 1999 y 10% en 2019).
- La cantidad de profesorado que considera que la intervención debería iniciarse combinando el tratamiento conductual y el farmacológico desde el principio (32.2% en 1999 y 35.1% en 2019).
En mi opinión, estos resultados transmiten un cierto desencanto del profesorado en la intervención para el TDAH: baja la valoración de la eficacia de los tres tipos de tratamiento considerados: conductual, farmacológico y combinado y baja la implicación en el diagnóstico y el tratamiento del TDAH.
A pesar de que en 20 años ha aumentado el conocimiento sobre el TDAH y la formación, que el profesorado aún considera escasa, no parece que eso haya ido acompañado por una mayor implicación.